Hace unos días me encontré con Lourdes, su madre padece Alhzeimer. Le pregunté cómo estaba ella y su madre. Lourdes me dijo que llevaba dos días que no podía dormir, porque su madre no paraba de quejarse durante la noche, y sobre todo de hablar.
Le recomendé que la cambiara de posición cuando empezara a dialogar.
Hoy me ha llamado Lourdes por teléfono, estaba muy contenta. Había seguido mi consejo, y mano de santo. En el momento que su mamá empezaba a platicar la cambiaba de posición y hasta el día siguiente.
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